He perdido los años, el tiempo pasó sin que se le obstruyera la retirada frenética. Hace quince años que tengo los parpados cortando todas las miradas, haciéndolas agudas, densas, tibias, espesas, líquidas. Los pómulos anchos empujan a las ojeras medianas hacia arriba, cada vez más arriba, tan arriba casi como los párpados. En la nuca llevo el peso constante de la gravedad y de la poca gravedad de mí ser. Mi cuerpo se mueve lento, hace movimientos de jubilado practicante de Tai-Chi. Torpe me deslizo hacia cualquier parte con el zumbido de un millón de abejas en los oidos, asaltando el resto de la cabeza, y galones de engrudo aceitando mis pasos mientras todos me miran, me miran, me miran.------
